Nereida recuerda con una sonrisa su estreno oriental en el escenario: los nervios en el estómago, las risas y los buenos momentos con mis compañeras. Danzar es celebrar la Vida, algo maravilloso y que espero poder hacer por muchos años, ¡hasta que las caderas aguanten!
Son dos coreografías sencillas pero muy bellas, hechas por la bailarina y profesora Zorah Leduc:
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